Esta entrada al blog es un poco distinta. En esta ocasión vengo a hablarles de trascender en un aspecto muy particular.
Creo que conforme vamos creciendo y vamos aprendiendo damos por hecho nuestro aprendizaje, como si solo se tratara de nosotros, pero no es así.
Todos somos un cumulo de partes de otras personas. En particular en toda nuestra educación creo que no todos entendemos el impacto que tuvieron nuestros educadores y profesores en nosotros.
Conforme avanzamos en nuestra educación vamos abriendo más puertas, pero, aunque no tengamos tantos recuerdos de ello las primeras puertas que abrimos fueron gracias a nuestras y nuestros educadores de preescolar.
A fin de cuentas, con ellos aprendimos a socializar, a trabajar, a jugar, a compartir, a manejar y entender un poco nuestras emociones. Aprendimos también sobre empatía, y la mayoría (creo yo) aprendimos a leer en esos pequeños salones que nos parecían enormes en aquel entonces.
Sobre todo aprendimos de un amor muy diferente, de alguien que nos cuidaba como si fuéramos sus hijos, y aunque éramos mas de 20 siempre supo que le gustaba a cada uno y tenia la capacidad de hacer que cada uno desarrollara sus capacidades. Las educadoras siempre han tenido polvo de hadas en sus mandiles, magia en su sonrisa y medicina en sus manos.
Lo digo con tanta seguridad por que la educadora que yo tuve es aun para mi una persona mágica, un misterio la dulzura de sus ojos, la ternura de su voz y el amor infinito que tengo por ella desde que tenía 5 años.
Hoy me doy el lujo de escribir para ella esta entrada por que a fin de cuentas ella me enseño a leer, me enseño a escribir y fueron los regalos mas grandes que alguien me ha dado. Ella supo incluso antes que yo lo mucho que disfrutaba leer; y ahora 25 años después, ella sigue disfrutando de mis letras como aquella primea vez que escribí mi nombre en alguna hoja con sopa pegada en ella.
Recuerdo que yo iba constantemente a su escritorio (después de terminar mis actividades, claro) y le decía que yo tenia “un gran proglema” y ella aunque imagino que tenía ganas de reírse por el drama que yo se que le metía a mis palabras, solo me escuchaba, asentía con la cabeza y me ayudaba a resolver mis pequeños grandes problemas, que regularmente eran cosas simples que yo no podía controlar.
Ella cada vez que me ve me sigue viendo con los mismos ojos que me veía cuando tenia 5 años, cuando recibía mis besos y abrazos, cuando me enseño el abecedario y los sonidos de las letras, cuando aprendí a compartir mi lunch o cuando perdí a mi primer “mejor amigo”
Y aquí haré una pausa un poco más pequeña para mencionar a Víctor. El fue mi primer amigo en preescolar, compartíamos el lunch, jugábamos juntos y siempre lo incluía en mis planes de juegos. Víctor murió antes de que nos graduáramos del kínder, el tenia leucemia y no pudo ganarle, esa enfermedad le arrebato la vida muy pronto.
La capacidad que tuvo mi maestra para hacernos entender a todos lo que pasaba fue impresionante, la paciencia, el tacto y el amor de ella fue de las cosas más increíbles que la vi hacer.
Tengo recuerdos muy nítidos de preescolar y se que fue por que ella dejo marcada esa etapa de mi vida, se que fue por que hay enseñanzas de ella que he llevado conmigo a veces sin darme cuenta. Tengo recuerdos con ella y afortunadamente ella sigue en mi vida, yo sigo siendo su niña, la chiple, la inquieta, la curiosa, su niña de los “grandes proglemas” y espero que sin importar el tiempo que pase y cuantos años yo siga cumpliendo siempre siga viéndome con esos ojos, siempre encuentre en mi esa niña que ella tanto quería y que yo pueda encontrar en mi esa niña siempre, y ojalá también esa niña este orgullosa de quien soy ahora.
Las educadoras no solo son el primer contacto que tenemos con la educación, son el primer contacto que tenemos con alguien que nos va a conocer mas que nosotros mismos (después de nuestras mamás), que nos va a querer sin importar lo inquietos que seamos. Son la persona que tiene todos los secretos mágicos que jamás vamos a descubrir. Podemos creer que tiene polvo de hadas en la brillantina, que dentro de su mandil guarda frijoles mágicos, que en sus abrazos tiene algo que nos quite los miedos y que en sus besos tiene la formula para soñar en grande.
Ojalá todos tengan una educadora como la que yo tuve, ojala nunca descubramos sus secretos y ojala estemos consientes del verdadero impacto y enseñanzas que ellas nos dejan en la vida.
Gracias, maestra Lily por ser la mejor cuentista, la mejor hada madrina, la mejor cómplice, la mejor consoladora, la mejor compañera de juegos y sobretodo la mejor educadora…💗
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